Reseña del libro Mero cristianismo escrito por C.S. Lewis
mayo 16, 2024
Desde hace mucho tiempo quería leer este libro, tenía grandes
expectativas y gracias a Dios las cumplió (porque luego termino decepcionada). Había
leído otros libros de C.S. Lewis, pero eran cuentos, así que este fue el primer
ensayo que leo de él.
Antes de leerlo, buscando algunas referencias, un amigo me
dijo que este libro pareciera ser para personas nuevas en la fe, después del primer
capítulo llegamos a la conclusión de que estábamos equivocados. Considero que
este libro lo deberían leer todos aquellos que ya han sido empapados del
cristianismo, han asistido a una iglesia e incluso si sirven en un ministerio.
También considero que, si no eres creyente y quieres saber a que va el
cristianismo, es una muy buena lectura para poder comprender en que creemos los
cristianos y como se ve el MERO cristianismo.
Debo decir que no fue una lectura fácil, el lenguaje (algunos
le dicen arcaico) hace que sea un poco difícil de leer, no obstante, Lewis hace
que una idea ordinaria suene como poesía. El autor tiene la habilidad de profundizar,
de manera compleja, un tema (aparentemente) sencillo en 4 cuartillas, ¡Qué talento!
De esta manera, Lewis nos lleva a través de su libro entre analogías para poder
comprender la idea principal de cada capítulo.
Recomiendo este libro totalmente. Si eres amante de la
lectura, será un fascinante libro para leer mientras tomas cafecito. Si no
acostumbras a leer, probablemente sea una lectura pesada para ti. Y definitivamente
es un libro que debe pertenecer a la biblioteca de todo cristiano.
Frases favoritas de Mero cristianismo por C.S. Lewis:
Cuando acudís a la iglesia estáis en realidad escuchando la secreta telegrafía de nuestros amigos; precisamente por eso el enemigo está ansioso por impedirnos acudir. Lo hace aprovechándose de nuestra vanidad, de nuestra pereza y de nuestro esnobismo intelectual.
¿Y cuál era el lío en que se había metido el hombre? Había intentado valerse por sí solo, comportarse como si se perteneciera a sí mismo.
Un cristiano no es un hombre que no peca nunca, sino un hombre al que se le ha concedido la capacidad de arrepentirse, levantarse del suelo y empezar de nuevo después de cada tropiezo.
Si estáis pensando en haceros cristianos, os advierto que os embarcáis en algo que lo exigirá todo de vosotros, el cerebro incluido.
Cada vez que pensemos que nuestra vida religiosa nos está haciendo sentir que somos buenos -y sobre todo que somos mejores que los demás- creo que podemos estar seguros de que es el diablo, y no Dios, quien está obrando en nosotros.
La mayoría de las personas, si realmente hubieran aprendido a mirar dentro de sus corazones, sabrían que sí desean, y desean intensamente, algo que no puede obtenerse en este mundo.
La gente que toma estos símbolos literalmente bien puede creer que cuando Cristo nos dijo que fuéramos como palomas quería decir que debíamos poner huevos.
Así, si verdaderamente os habéis puesto en Sus manos, de esto debe seguirse que estáis tratando de obedecerle. Pero lo estáis haciendo de una manera nueva, de una manera menos preocupada. No haciendo estas cosas para ser salvados, sino porque Él ya ha empezado a salvaros. No con la esperanza de llegar al Cielo como recompensa de vuestras acciones, sino inevitablemente queriendo comportaros de una cierta manera porque una cierta visión del Cielo ya está dentro de vosotros.
Si no hacéis caso a la teología, eso no significará que tengáis menos ideas acerca de Dios. Significará que tenéis muchas ideas equivocadas, malas, confusas, anticuadas.
A Dios no le cuesta nada, por lo que sabemos, crear cosas buenas, pero convertir voluntades rebeldes Le costó la crucifixión.
Siguen matando aquello que Él comenzó, y cada vez, cuando están alisando la tierra sobre su tumba, oyen súbitamente que el cristianismo aún sigue vivo y que ha surgido en algún otro lugar.
El camino cristiano es diferente: más difícil, y más fácil. Cristo dice: ‘Dádmelo todo, Yo no quiero tanto de vuestro tiempo o tanto de vuestro dinero o tanto de vuestro trabajo: os quiero a vosotros. Yo no vine a atormentar a vuestro ser natural, sino a matarlo. Ninguna medida a medias me sirve. No quiero podar una rama aquí y una rama allí. Tengo que derribar el árbol entero […] Entregadme por entero vuestro ser natural, todos lo deseos que creéis inocentes además de aquellos que creéis malo: lo quiero todo. Y a cambio os daré un nuevo yo. De hecho, me daré a Mí Mismo: mi propia voluntad se convertirá en la vuestra.
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